Para algunos bioeticistas, las alteraciones de conducta asociadas al alzhéimer pueden ser tan significativas que, en ciertos casos, se plantean dudas sobre si debe seguir considerándose a la persona como idéntica a quien fue antes de la enfermedad. En efecto, numerosos estudios señalan que, en las primeras fases de la demencia, es común que el paciente experimente una serie de cambios emocionales y en su comportamiento.