No es ningún secreto que, al envejecer, el cuerpo no funciona como antes. Y esto aplica a la forma en que reaccionamos a los medicamentos. Es posible que el sistema digestivo no absorba los medicamentos con la misma rapidez. Los problemas hepáticos pueden provocar que el medicamento se acumule en el torrente sanguíneo o que no se distribuya con la rapidez necesaria. Además, los problemas renales pueden afectar la eliminación de los medicamentos del cuerpo como desechos