La gran mayoría de las bacterias en nuestro microbioma son buenas. Y su función principal es contrarrestar el tipo malo para mantener el intestino saludable. También ofrecen otros beneficios para la salud, como documentan expertos de Harvard.

Pero a veces el equilibrio entre las bacterias buenas y malas se altera. Ahí es donde entran en juego los probióticos.  Son bacterias vivas y levaduras que reponen el intestino con más bacterias buenas para restablecer ese equilibrio ‘roto’. Menos conocidos, pero también importantes para mantener un microbioma equilibrado, son los prebióticos.

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