Un estilo de vida activo podría influir positivamente en la prevención de la depresión a través de mecanismos biológicos (como la neurogénesis y la reducción de la inflamación) y psicosociales (como el aumento de la autoestima y el apoyo social). Sin embargo, los potenciales beneficios son contrarrestados por el aumento global de niveles insuficientes de actividad física que se ha producido en las últimas décadas.
Contar los pasos es una estrategia útil para prevenir la depresión